sábado, 21 de enero de 2012

Etta James, D. E. P.

Ayer, a cinco días de su 74 cumpleaños, murió Etta James, una de las más grandes figuras del R&B. Fue una muerte anunciada: a la artista de Los Angeles se le había diagnosticado una leucemia a principios del 2011, enfermedad que se convirtió en terminal y que se sumó fatalmente a otros problemas de salud como alzhéimer o una infección bacteriana resistente a los antibióticos. Su talento interpretativo y sus afortunados timbre y potencia vocales la convirtieron en una eminencia entre las cantantes de blues moderno. Sin embargo, y a pesar de contar con varias decenas de hits en las listas de R&B, sólo alcanzó la consideración del público mayoritario ya en una etapa tardía de su vida. Su historia es turbadora, con una infancia dura, una adolescencia espinosa y problemas con las drogas, las relaciones de pareja y la justicia. Su descubridor, el músico, productor y cazatalentos Johnny Otis, murió apenas tres días antes que ella.

Etta James nació en Los Angeles el 25 de enero de 1938, cuando su madre tenía tan solo 14 años. Fue bautizada como Jamesetta Hawkins y nunca conocería a su padre, si bien ella llegó a afirmar en alguna ocasión que sospechaba que éste fuera Rudolf "Minnesota Fats" Wanderone, un afamado jugador de billar que inspiró la creación del personaje interpretado por Jackie Gleason en The Hustler (1961) —en España la película fue titulada El buscavidas—. Lejos de los cuidados de su madre, que parecía más implicada en sus sucesivas relaciones de pareja, la pequeña Jamesetta creció con familiares y amigos que se hicieron cargo de ella, especialmente sus abuelos. El abuelo, no obstante, no asumiría precisamente el papel de padre ideal, despertando con frecuencia a la niña a altas horas de la madrugada y obligándola a cantar para sus amigos ebrios. Por entonces, Etta se convertiría en destacada cantante del coro de la iglesia baptista de Saint Paul en Los Angeles, con el que actuaría en programas de radio locales. Con 12 años, tras morir su abuela, su madre se la llevó a San Francisco, donde la adolescente, sin el control de un adulto, flirtearía con un entorno social de delincuencia juvenil. A pesar de ello, la pasión por la música no la abandonaría y, con 14 años, formó con dos amigas un grupo de doo-wop al que dieron el nombre de The Creolettes. Fue entonces cuando conocieron a Johnny Otis, que las vio en una actuación interpretando el picante Roll With Me Henry. Otis hizo que firmaran con Modern Records, cambiaron el nombre original del grupo por el de The Peaches y Roll With Me Henry (rebautizada cándidamente como The Wallflower) sería un éxito en 1955, aunque la canción alcanzó mucha más poularidad gracias a la versión blanda y anodina de Georgia Gibbs. Tras un segundo éxito, Good Rockin' Daddy, las tres jóvenes se separaron y Etta comenzaría entonces su andadura en solitario.


En 1960 firmó un contrato con Chess Records, discográfica para la que estuvo grabando hasta finales de los 70. Su estilo de R&B se fundió donosamente con el jazz y el gospel, y fue en esta época en la que se grabaron éxitos como All I Could Do Was Cry, My Dearest Darling, I Just Want To Make Love To You, I'd Rather Go Blind, Mellow Fellow o Trust In Me. Aún así, este nuevo brillo que experimentó la carrera artística de Etta James se vio ensombrecido por el uso habitual de drogas. A la edad de 21, James era adicta a la heroína y, a finales de los 60, esa adicción ya era un obstáculo grande en su carrera. A eso hay que sumar las desavenencias con sus productores de Chess a la hora de negociar royalties, las numerosas relaciones sentimentales abusivas y la muerte de Leonard Chess, fundador de la discográfica, en 1969, hecho que supuso un duro golpe emocional para ella.

A principios de los 70, incapaz de superar su dependencia de la droga (hábito que, además, le acarreó problemas con la justicia), la trayectoria artística de Etta sufrió un bajón considerable, tan solo enmendado relativamente —después de someterse a un proceso de rehabilitación por orden de un juez— con la publicación en 1973 de un álbum titulado Only A Fool y producido por Gabriel Mekler, a la sazón productor de Janis Joplin. Artistas como Janis Joplin o Rolling Stones ya habían expresado de una u otra manera su admiración por la artista de Los Angeles. El disco, a pesar de ser nominado para los Grammy Awards, no tuvo consecuencias plausibles en las listas, y Etta pasaría la mayor parte de la década grabando para Chess trabajos de enorme calidad pero de escaso éxito y actuando en pequeños clubes y algunos festivales de blues. En 1978, los Rolling Stones la invitaron a abrir sus conciertos en la gira de ese año y poco después firmó un contrato con Warner Bros., compañía para la que grabó el LP Deep In The Night. Si bien el disco no vendió lo esperado, sirvió para recordar al público que Etta James era aún una grande del R&B y que no podía caer en el olvido. Una nueva relación con un consumidor habitual de heroína la llevó otra vez a la adicción, que no volvería a abandonar hasta su paso por el Betty Ford Center en 1988. Ese año firmaría un contrato con Island Records que tendría como consecuencia el álbum Seven Years Itch. Las ventas fueron lo suficientemente buenas como para conducir la carrera de la artista, entonces con 50 años de edad, por buen camino.

En 1994 fue admitida en el Rock and Roll Hall of Fame y grabó para Private Music el disco Mystery Lady: Songs Of Billie Holiday, que le hizo ganar su primer Grammy Award. Para la misma discográfica grabaría ocho álbumes desde entonces hasta el 2003 —año en que publicó su autobiografía Rage to Survive: The Etta James Story—, manteniendo una intensa agenda de conciertos durante esos años. En 2008, Beyoncé interpretó el papel de Etta James en Cadillac Records, una libre versión cinematográfica de la historia de Chess Records. La misma artista cantaría un año más tarde At Last en el baile inaugural de Barack Obama, lo que acabó por desatar la pública aversión de James hacia Beyoncé. En 2010, los problemas de salud comenzarían su serio declive físico hasta ayer, 20 de enero de 2012, cuando su cuerpo no pudo resistir más.

Nos deja un legado grandísimo: una historia vivida apasionadamente y un buen número de generosas grabaciones llenas de emoción y talento para que sigamos disfrutando de su arte. Descanse en paz.

Etta James - Mellow Fellow

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