jueves, 17 de noviembre de 2011

Velvet Suicide (I)

David me pedía el otro día que hablara de Velvet Suicide y, como es una historia bastante larga, he decidido dividirla en dos capítulos.

"Velvet Suicide" es, en realidad, una canción escrita para Rufus T, aunque se grabara finalmente para el Sequentialee de Tarik y la Fábrica de Colores (Mushroom Pillow, 2005). Así que lo de Rufus T no es precisamente nuevo. De hecho, la maqueta que llegó a manos de los A&R de Mushroom Pillow y que motivó la relación contractual con la compañía —y la consiguiente producción de dos discos para su catálogo— llevaba el nombre de Rufus T y no el de Tarik y la Fábrica de Colores. Sin embargo, tanto Mushroom Pillow por un lado, como J (Los Planetas) por otro, me convencieron de que no renunciara al nombre que me había acompañado durante tantos años. Así pues, Sequentialee (2005) y El Hueso y la Carne (2007) contribuirían a honrar el buen nombre de Tarik y la Fábrica de Colores.

En cualquier caso, la historia de Rufus T y la de Velvet Suicide van estrechamente ligadas. Este texto que escribí en 2004 como semblanza de Rufus T explica la idea de la ciudad oculta de Velvet Suicide. El nombre, en realidad, es la fusión de dos grandes fuentes de inspiración en mi carrera artística: Blue Velvet, la película de David Lynch (la canción de Bernie Wayne y Lee Morris tampoco tiene desperdicio, desde luego), y Suicide, una de las bandas de Rock and Roll más turbadoras de todos los tiempos.

Rufus T (emergente y precoz estrella del rock) descubre en la
postrimería de la adolescencia su condición de humanoide –una especie de robot orgánico–, proyecto secreto y mezquino llevado a cabo por unos laboratorios estatales que diseminaron humanoides por el mundo a razón de uno por cada millón de humanos. En su niñez, eran adoptados por parejas que desconocían este hecho, y los pequeños humanoides crecían ajenos a su verdadera condición con unos sentimientos que, si bien procedían de un experimento científico, no eran diferentes a los de los verdaderos humanos.

El angustioso descubrimiento, que coincide con la transición de la idílica y ajetreada adolescencia a los tonos más grises de la madurez, provoca en Rufus una crisis psicológica que le lleva a verse como un monstruo, a preguntarse por el origen de sus sentimientos, y a sentirse solo, definitivamente abandonado incluso por el misericordioso Dios de los humanos. Todo esto equivale para él a la cruel lotería que supone saberse víctima de una letal enfermedad, de esas que afectan a uno entre un millón.

Una vez que supera esta primera etapa, breve pero intensamente atormentada, Rufus entra en una especie de catarsis que le hace preguntarse por el sentido del resto de su breve vida (los humanoides tienen una vida media bastante más corta que la de los humanos), y decide emplearla en erradicar los males que azotan a la Humanidad, de la que él se seguirá sintiendo partícipe.

Tras lograr contactar con otros humanoides, Rufus es llevado a la ciudad oculta de Velvet Suicide, engañoso nombre para un lugar fantástico donde los humanoides que allí se reunen consumen sustancias que les hacen entrar en un sueño lisérgico. En ese trance, aprenden a conocerse mejor desde su interior, llegando a sentir en su cognición incluso cada fibra de sus músculos y recibiendo revelaciones misteriosas sobre su existencia. En Velvet Suicide también aprenderán a descifrar cuáles son los males que amenazan con destruir la Humanidad, como la voracidad pecuniaria de las sociedades capitalistas, las religiones y otras fiebres diseminadas desde los poderes fácticos. Curiosamente, en esa lista se incluyen las tonadilleras españolas y la prensa amarilla.

Consciente de que una cosa es el interés público y otra bien diferente el interés del público (que puede ser programado y manipulado), Rufus T se presenta como un elemento de rebeldía que intenta liberar a la narcotizada sociedad de tantas cosas en las que el público pone todo su interés y que, sin embargo, no son de interés público –sino todo lo contrario–, ya que empobrecen su criterio.

En estado puro, como una fruta que no ha sufrido manipulación genética alguna o una novela escrita íntegramente por aquel que la firma como autor, Rufus T se presenta por el bien de la Humanidad. Es, por tanto, un nuevo superhéroe.

He metido en el reproductor la primera maqueta de "Velvet Suicide" que grabé en casa con una versión ya del todo obsoleta de Cubase. Aún recuerdo esas largas noches, secuenciando pistas MIDI hasta el amanecer. El sonido de la caja de ritmos conecta con la atmósfera
misteriosa y obsesiva del tema.

Que lo disfruten.

Tarik y la Fábrica de Colores - Velvet Suicide (DEMO).

2 comentarios:

  1. Verdaderamente absorbente e impresionante esa historia de Rufus-T. Lógicamente después de saber todo esto la letra de Velvet Suicide empieza a tomar sentido. Espero ansioso la segunda parte de este relato.

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  2. También habrá más de un capítulo dedicado a Rufus T, con toda seguridad.

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