Chester
Arthur Burnett, conocido como Howlin' Wolf, es —como Muddy Waters, Robert
Johnson, Sonny Boy Williamson o B. B. King— una de las figuras más
sobresalientes de la historia del blues. Su estilo áspero y casi aterrador le
confiere una personalidad incomparable entre los artistas de su época. Con un
aspecto físico imponente —1,92 m y alrededor de 135 kg— añadía a su talento
como intérprete de blues una encantadora capacidad para convertirse en showman sobre el escenario, siempre
concienciado de que el público que había pagado por verle tenía todo el derecho
a ser correspondido con un buen espectáculo.
Burnett
nació en White Station, Mississippi, en 1910. En cuanto su complexión empezó a
revelarse, se ganó los apodos de Big Foot y Bull Cow, pero él adoptó para su
carrera artística el de Howlin' Wolf por las historias sobre lobos que su
abuelo le contaba de pequeño, acompañadas de ese miedo que se les infunde a los
niños si no se portan bien. Como casi cualquier chico negro de su tiempo,
Howlin’ Wolf no tuvo una infancia ni una adolescencia fáciles. Sus padres,
dedicados al trabajo en el campo, se separaron siendo él aún un chaval, y su
madre, de creencias religiosas extremas, le echó de casa por negarse a trabajar
en la granja. El joven Burnett se mudó a casa de un tío suyo que le maltrató,
por lo que, con 13 años, escapó en busca de su padre, caminando —según contaba
él mismo— más de 130 km descalzo hasta dar con el hogar donde finalmente
encontró la felicidad, en el seno de la familia numerosa de su progenitor.
Joven Howlin' Wolf: blues a granel |
En
1941, con 30 años, fue llamado a filas y destinado a diferentes unidades del
ejército. Tres años más tarde, en plena Segunda Guerra Mundial y antes de que
le enviaran a misiones en el extranjero, Burnett se encargaría de dejar claro a
sus superiores que su aptitud para la vida militar era nefasta, obteniendo la
baja por problemas de adaptación psicológica. Feliz de volver a tener una
guitarra en sus manos en vez de un fusil, volvería a tocar en público, tarea
que alternó con actuaciones periódicas en la emisora de radio KWEM en West
Memphis y el trabajo en la granja de su padre, quien por entonces se había
mudado con la familia a esta zona del país. En aquellos años, Howlin’ Wolf
formó una banda que incluía a los guitarristas Willie Johnson y Matt “Guitar”
Murphy, Junior Parker a la armónica, Willie Steel a la batería y un pianista
que se hacía llamar “Destruction”. El sonido agresivo, explosivo de Willie
Johnson no sólo se ajustaba como un guante al estilo de Wolf, sino que
contribuyó irrevocablemente al éxito que empezó a cosechar la banda, tanto ante
el público como en las actuaciones de la radio.
Chess Studios, 2120 S Michigan Ave Chicago |
En
1951, Howlin’ Wolf captó la atención del productor Sam Philips, quien, tras oír
una de sus actuaciones en KWEM, lo contrató para grabar en los estudios de
Memphis Recording Service. Sam negociaría las enérgicas y sabrosas cintas
resultantes de aquellas sesiones simultáneamente con dos compañías
discográficas, RPM Records y Chess Records, y ocurrió que Wolf se vio de
repente con dos éxitos en las listas publicados por dos sellos diferentes que
se disputaban al artista para tenerlo en exclusiva. Finalmente, en 1953, fue la
discográfica de Leonard Chess la que ganó el pulso. El contrato con Chess
Records, que ya había publicado el exitoso single Moanin’ At Midnight/How Many
More Years en 1951 (números 10 y 4 en las listas, respectivamente), hizo
que el bluesman de Mississippi se
viera de pronto conduciendo un coche de 4.000 dólares en dirección a Chicago,
su nueva ciudad de residencia, y con otros 4.000 dólares en el bolsillo. Una
fortuna, para la época.
Wolf entró a grabar en los estudios de Chess en 1954 con una nueva banda que aportaría al repertorio el sonido backbeat de Chicago. La formación incluía a los guitarristas Jody Williams y Hubert Sumlin, a quien Wolf convenció para que dejara Memphis y se estableciera en Chicago. Sumlin, que empezó como guitarra rítmica en la banda, ocuparía en pocos años el puesto de guitarra solista, perfilándose como el complemento ideal al nuevo sonido de Burnett. Hilando punteos entre las líneas de voz del cantante, el joven guitarrista afianzó el tejido sonoro de Howlin’ Wolf, a quien acompañaría ya hasta el final de su carrera. Si el elemento musical imprescindible en el primer ciclo de Wolf fue Willie Johnson, en la segunda y definitiva etapa fue Hubert Sumlin. Los éxitos seguirían llegando, con Smokestack Lightning en el número 8 de las listas en 1956. Idéntico puesto alcanzó el mismo año I Asked For Water. En 1959 se publicó su primer álbum, Moanin’ In The Moonlight, una recopilación de singles que ya habían sido publicados en años anteriores.
Howlin' for his baby |
En directo en el Silvios, Chicago, principios de los 60 |
Hasta
el final de la década, Howlin’ Wolf continuó componiendo (su sociedad con Dixon
concluyó en 1964), grabando e interpretando fascinantes piezas de blues, e
inspirando a nuevas generaciones de músicos blancos a ambos lados del
Atlántico, como The Doors, Cream, Jeff Beck, The Wailers, The Animals, The
Electric Prunes, The Who y muchos más. Todos ellos incluyeron versiones de Wolf
en sus repertorios o simplemente le “robaron” algo, como en el caso de los
descarados Led Zeppelin (oh, no, otra vez no), que se apropiaron del riff de Hubert Sumlin en Killing Floor para The Lemon Song, del LP Led Zeppelin II. Aprovechando este
renovado interés por el blues de Howlin’ Wolf, Chess le propuso grabar un álbum
“psicodélico” al estilo de Jimi Hendrix para modernizar su sonido. El resultado
no convenció en absoluto al de Mississippi. El guitarrista Pete Cosey cuenta
que Wolf le decía durante las sesiones de grabación “¿Por qué no coges todos
esos pedales de wah-wah y toda esa mierda y, de camino a la barbería, lo tiras
todo al lago?”. El LP se publicó en 1969 con el título The Howlin’ Wolf Album y la portada consistía en un fondo blanco
con la insoportable y desacertada leyenda This
is Howlin’ Wolf’s new album. He doesn’t like it. He didn’t like his electric
guitar at first either. En 1971, con un carácter algo menos experimental, Chess
publicó The London Howlin’ Wolf Sessions, que Burnett y Sumlin grabaron en los
Olympic Sound Studios de Londres acompañados por algunos de los músicos
británicos de rock más famosos del momento, como Eric Clapton, Steve Winwood,
Charlie Watts o Bill Wyman.
Por entonces, la salud de Wolf estaba bastante deteriorada, en parte por un accidente de coche que le había dejado dañado un riñón. También sobrevivió a varios ataques cardíacos, por lo que su actividad musical se vería dosificada. Sin embargo, eso no impidió que cada vez que pisara un escenario o un estudio de grabación su talento brillara como en los mejores tiempos. Desgraciadamente, en 1976 no superaría una operación quirúrgica que puso fin a su intensa vida.
Al contrario que otros músicos de blues de su época, Chester Arthur Burnett supo poner cordura en sus finanzas y administró con serenidad y sensatez el dinero que ganaba, sin perderse en los abismos del alcohol, las drogas, el juego u otros vicios. Siendo aún prácticamente analfabeto a la edad de 40 años, decidió volver a estudiar para completar los estudios primarios y cursar después estudios empresariales y de contabilidad. Los músicos de Howlin’ Wolf, gracias al acierto con el que éste manejaba sus cuentas, gozaban de un buen salario, así como de seguro médico y de desempleo. Se ganó con tesón la confianza de su amada Lillie, una chica de ciudad, educada, que no veía al principio con buenos ojos una relación con un cantante de blues, pero que se convertiría en su adorable esposa hasta el final de sus días. No todo fueron aullidos de felicidad, sin embargo. Burnett contaba con lágrimas de amargura el episodio en el que, en la cúspide de su carrera, volvió a casa de su madre para visitarla y ofrecerle una cantidad de dinero que ésta rechazó con desaire, arguyendo que ese dinero lo había ganado con la “música del diablo”.
En 1986, Geffen Records recogió en un CD los dos primeros LPs originales de Howlin’ Wolf para Chess Records (pinchen en la foto de la carpeta o aquí), Moanin’ In The Moonlight (1959) y Howlin’ Wolf (1962). A pesar de salir del paso con una carpeta deplorable, el material de ambos álbumes se ha respetado conforme a su contenido original, sin esos innecesarios añadidos con que las discográficas intentan justificar a veces la reedición de un LP o el precio inflado de un CD cuyos costes de producción son mínimos. Sin embargo, sigue siendo un misterio para mí que aparezcan primero las canciones del segundo álbum, y me resisto a ser tan mal pensado como para sospechar que algún botarate en Geffen Records creyera que si se titula "Howlin' Wolf", ha de ser por fuerza el disco debut de Howlin' Wolf.
Se puede ver en Youtube el documental The Howlin’ Wolf Story (2003), dividido en 8 partes. No tiene desperdicio.
Por entonces, la salud de Wolf estaba bastante deteriorada, en parte por un accidente de coche que le había dejado dañado un riñón. También sobrevivió a varios ataques cardíacos, por lo que su actividad musical se vería dosificada. Sin embargo, eso no impidió que cada vez que pisara un escenario o un estudio de grabación su talento brillara como en los mejores tiempos. Desgraciadamente, en 1976 no superaría una operación quirúrgica que puso fin a su intensa vida.
Al contrario que otros músicos de blues de su época, Chester Arthur Burnett supo poner cordura en sus finanzas y administró con serenidad y sensatez el dinero que ganaba, sin perderse en los abismos del alcohol, las drogas, el juego u otros vicios. Siendo aún prácticamente analfabeto a la edad de 40 años, decidió volver a estudiar para completar los estudios primarios y cursar después estudios empresariales y de contabilidad. Los músicos de Howlin’ Wolf, gracias al acierto con el que éste manejaba sus cuentas, gozaban de un buen salario, así como de seguro médico y de desempleo. Se ganó con tesón la confianza de su amada Lillie, una chica de ciudad, educada, que no veía al principio con buenos ojos una relación con un cantante de blues, pero que se convertiría en su adorable esposa hasta el final de sus días. No todo fueron aullidos de felicidad, sin embargo. Burnett contaba con lágrimas de amargura el episodio en el que, en la cúspide de su carrera, volvió a casa de su madre para visitarla y ofrecerle una cantidad de dinero que ésta rechazó con desaire, arguyendo que ese dinero lo había ganado con la “música del diablo”.
En 1986, Geffen Records recogió en un CD los dos primeros LPs originales de Howlin’ Wolf para Chess Records (pinchen en la foto de la carpeta o aquí), Moanin’ In The Moonlight (1959) y Howlin’ Wolf (1962). A pesar de salir del paso con una carpeta deplorable, el material de ambos álbumes se ha respetado conforme a su contenido original, sin esos innecesarios añadidos con que las discográficas intentan justificar a veces la reedición de un LP o el precio inflado de un CD cuyos costes de producción son mínimos. Sin embargo, sigue siendo un misterio para mí que aparezcan primero las canciones del segundo álbum, y me resisto a ser tan mal pensado como para sospechar que algún botarate en Geffen Records creyera que si se titula "Howlin' Wolf", ha de ser por fuerza el disco debut de Howlin' Wolf.
Se puede ver en Youtube el documental The Howlin’ Wolf Story (2003), dividido en 8 partes. No tiene desperdicio.
Que lo disfruten.
Sólo un par de días después de escribir esta entrada, me enteré por la radio que Hubert Sumlin murió justo un mes antes de que la publicara, el 4 de diciembre de 2011, en un hospital de Wayne, New Jersey, a la edad de 80 años. Mick Jagger y Keith Richards, que sentían una gran admiración por el guitarrista de Greenwood, Mississippi, han pagado los gastos del funeral. Descanse en paz.
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