Hace unas semanas publiqué una entrada en la que contaba la historia de Rufus T y la ciudad oculta de Velvet Suicide. La hoja de promoción de Happy Place Records para el álbum de Rufus T Going Bananas cuenta como Álvaro Tarik (para servirles) conoce a Rufus T en un bar de Madrid, y como surgió el disco que aquel encuentro dio como resultado. No obstante, el último párrafo menciona, sin entrar en detalles, la palabra "humanoides" y algo sobre Mandy, una ex-novia de Rufus T (Mandy se titula una de las canciones de Going Bananas). Este es el contenido de dicha hoja de promoción:
Rufus T
Going Bananas
El día que Álvaro Muñoz (Yacentes, Tarik
y la Fábrica de Colores) descubrió a Rufus T no parecía anticipar grandes
acontecimientos. Álvaro se encontraba frente a aquel Dry Martini, la mirada
perdida en la pared verde y aterciopelada de un temprano José Alfredo, Madrid
centro.
Cuando se disponía a abrir una revista
gratuita y repasar el muestrario de barbas de los miembros de grupos indies
—miembros varones, se entiende—, un sujeto serio y conmovedor llegó hasta su
mesa, se sentó frente a él y le dijo “Usted
nunca podrá ser indie. A usted, como a mí, la naturaleza no le ha dotado del
don de la capilaridad facial”. Era Rufus T y Álvaro no necesitó entonces oír
sus canciones, escucharle cantar, leer sus letras para darse cuenta de que estaba
ante un gran artista español.
Aquello terminó, acaso empezó, con este
Going Bananas, grabado en buena parte en el pequeño estudio que Muñoz tiene en
su casa de Madrid y rematado en los estudios Happy Place Records de Sevilla con
el inestimable trabajo de Paco Lamato (Tarik y la Fábrica de Colores, Bikini
Red). Paco es persona capaz como pocas de
bregar con el arte incendiario de Álvaro y, al mismo tiempo, con la
mente irreverente, romántica y atormentada de Rufus T.
De tal barbilampiña reunión surgió Going
Bananas, disco concebido por el bien de la humanidad, lleno de soberbias
melodías (Happy Fran, Parallel Lives), exquisitos textos (Beggar In The
Street), rabia (Andalusians), belleza (Mandy, Ballerina) y sarcasmo (I Was
About To Become A R’n’R Star, Bigger Than You). Going Bananas es una revisión
blanca, negra y amarilla de la historia de la música popular, un remolino de
insectos y margaritas, un plátano-bomba.
Después está todo eso de los humanoides,
la historia de una ex-novia, Mandy, la ciudad secreta de Velvet Suicide y lo de
la conjura por el bien de la humanidad, pero esa es otra historia y, como tal,
merece un capítulo aparte porque también es muy hermosa.
Lo de los humanoides quedó ya explicado en aquella entrada, cuando apenas este blog acababa de arrancar, así como la historia de Velvet Suicide. Queda, pues, por contar la historia de Rufus T y Mandy:
Por una asombrosa casualidad del destino, la chica de la que Rufus T se enamoró resultó ser también una humanoide (¿aquella atracción mutua es acaso achacable a la condición de no humanos que ambos compartían sin saberlo?). Ninguno de los dos conocía este hecho mientras duró la relación, pero fue Mandy quien primero descubrió su origen, lo que la llevó a separarse amargamente de su amado sin revelarle este hallazgo, creyendo que él era humano. Mandy se alejó en un tren que nunca tomaría de vuelta, haciendo a Rufus sospechar que la mujer de su vida había encontrado a otro hombre que le daría algo más que "amor y canciones de jazz", en sus propias palabras.
Ocurriría apenas un par de años después que Rufus también descubriría con horror su génesis y, en medio de una angustiosa depresión, descifraría la fatal coincidencia a partir de unas misteriosas palabras que Mandy le dijo antes de marchar: "Mi alma es sólo un truco virtual".
Rufus T escribió dos canciones a Mandy —en realidad, una misma música con dos letras diferentes—. En la primera, creyéndose aún humano, antes de haber encontrado todas las respuestas, se limita a lamentar con amargura la marcha de su amada, concluyendo que si no se embarca en una búsqueda que lo lleve hasta ella es por temor a encontrarla en los brazos de otro hombre. Esta versión es la que se incluye en Going Bananas. La letra, en inglés (ya ven que los humanoides tampoco tienen prejuicios absurdos con lo de escribir en inglés o en español), dice:
Mandy,
well I still can remember
You
walked limping by the platform
Pulling
your case, wearing your high-heeled shoes
Sadly,
they say you’ve found somebody
Well
I mean that would be great for you
I
only gave you love and jazzy tunes
Day
after day I come and wait
I
still believe that you’ll get back
Is
that your train, babe?
I
wish it were
Cos
I can hardly stand it, cos I can hardly stand it
Mandy,
I stumble through the station
My
heart claims for compensation
But
only gets stubs of silent dark
Should
I have pilgrimaged to your eyes
And
show you how wet always mine were?
But
never dared to see you in someone else’s arms
La segunda versión, registrada en una maqueta (pinchen en el enlace de abajo), la escribe después de averiguar que tanto Mandy como él son humanoides y que ella se fue tras descubrir sólo la mitad de la realidad:
Mandy, realmente no es extraño
Que no cambie con los años
Es algo que tenemos en común
Ahora no sé por qué persiste
Todo el daño que me hiciste
Quizá sea un fallo en la programación
Sé desde hoy qué es lo que soy
Pero he tardado en darme cuenta
Un monstruo artificial y nada más
Lo acabo de entender, lo acabo de entender
Mandy, con el paso del tiempo
Yo también he descubierto
Que mi alma es sólo un truco virtual
Sé desde hoy qué es lo que soy
Pero he tardado en darme cuenta
Un monstruo artificial y nada más
Lo acabo de entender, lo acabo de entender
Y he de reconocer que
Quise haberme convertido
Como un infiel arrepentido
Pero no tengo dios a quien rezar
Quién sabe, quizá a alguno de nosotros nos pase un día lo que a Rufus y a Mandy. Si así ocurre, nos vemos en Velvet Suicide.
Disfruten.
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