sábado, 14 de enero de 2012

Rufus T - Mandy

Hace unas semanas publiqué una entrada en la que contaba la historia de Rufus T y la ciudad oculta de Velvet Suicide. La hoja de promoción de Happy Place Records para el álbum de Rufus T Going Bananas cuenta como Álvaro Tarik (para servirles) conoce a Rufus T en un bar de Madrid, y como surgió el disco que aquel encuentro dio como resultado. No obstante, el último párrafo menciona, sin entrar en detalles, la palabra "humanoides" y algo sobre Mandy, una ex-novia de Rufus T (Mandy se titula una de las canciones de Going Bananas). Este es el contenido de dicha hoja de promoción:

Rufus T 
Going Bananas
 El día que Álvaro Muñoz (Yacentes, Tarik y la Fábrica de Colores) descubrió a Rufus T no parecía anticipar grandes acontecimientos. Álvaro se encontraba frente a aquel Dry Martini,  la mirada perdida en la pared verde y aterciopelada de un temprano José Alfredo, Madrid centro.
Cuando se disponía a abrir una revista gratuita y repasar el muestrario de barbas de los miembros de grupos indies —miembros varones, se entiende—, un sujeto serio y conmovedor llegó hasta su mesa, se sentó frente a él y le dijo “Usted nunca podrá ser indie. A usted, como a mí, la naturaleza no le ha dotado del don de la capilaridad facial”. Era Rufus T y Álvaro no necesitó entonces oír sus canciones, escucharle cantar, leer sus letras para darse cuenta de que estaba ante un gran artista español.
Aquello terminó, acaso empezó, con este Going Bananas, grabado en buena parte en el pequeño estudio que Muñoz tiene en su casa de Madrid y rematado en los estudios Happy Place Records de Sevilla con el inestimable trabajo de Paco Lamato (Tarik y la Fábrica de Colores, Bikini Red). Paco es persona capaz como pocas de  bregar con el arte incendiario de Álvaro y, al mismo tiempo, con la mente irreverente, romántica y atormentada de Rufus T.
De tal barbilampiña reunión surgió Going Bananas, disco concebido por el bien de la humanidad, lleno de soberbias melodías (Happy Fran, Parallel Lives), exquisitos textos (Beggar In The Street), rabia (Andalusians), belleza (Mandy, Ballerina) y sarcasmo (I Was About To Become A R’n’R Star, Bigger Than You). Going Bananas es una revisión blanca, negra y amarilla de la historia de la música popular, un remolino de insectos y margaritas, un plátano-bomba.
Después está todo eso de los humanoides, la historia de una ex-novia, Mandy, la ciudad secreta de Velvet Suicide y lo de la conjura por el bien de la humanidad, pero esa es otra historia y, como tal, merece un capítulo aparte porque también es muy hermosa.

Lo de los humanoides quedó ya explicado en aquella entrada, cuando apenas este blog acababa de arrancar, así como la historia de Velvet Suicide. Queda, pues, por contar la historia de Rufus T y Mandy:
Por una asombrosa casualidad del destino, la chica de la que Rufus T se enamoró resultó ser también una humanoide (¿aquella atracción mutua es acaso achacable a la condición de no humanos que ambos compartían sin saberlo?). Ninguno de los dos conocía este hecho mientras duró la relación, pero fue Mandy quien primero descubrió su origen, lo que la llevó a separarse amargamente de su amado sin revelarle este hallazgo, creyendo que él era humano. Mandy se alejó en un tren que nunca tomaría de vuelta, haciendo a Rufus sospechar que la mujer de su vida había encontrado a otro hombre que le daría algo más que "amor y canciones de jazz", en sus propias palabras.
Ocurriría apenas un par de años después que Rufus también descubriría con horror su génesis y, en medio de una angustiosa depresión, descifraría la fatal coincidencia a partir de unas misteriosas palabras que Mandy le dijo antes de marchar: "Mi alma es sólo un truco virtual".
Rufus T escribió dos canciones a Mandy —en realidad, una misma música con dos letras diferentes—. En la primera, creyéndose aún humano, antes de haber encontrado todas las respuestas, se limita a lamentar con amargura la marcha de su amada, concluyendo que si no se embarca en una búsqueda que lo lleve hasta ella es por temor a encontrarla en los brazos de otro hombre. Esta versión es la que se incluye en Going Bananas. La letra, en inglés (ya ven que los humanoides tampoco tienen prejuicios absurdos con lo de escribir en inglés o en español), dice:
            Mandy, well I still can remember
            You walked limping by the platform
            Pulling your case, wearing your high-heeled shoes

            Sadly, they say you’ve found somebody
            Well I mean that would be great for you
            I only gave you love and jazzy tunes

            Day after day I come and wait
            I still believe that you’ll get back
            Is that your train, babe?
            I wish it were
            Cos I can hardly stand it, cos I can hardly stand it

            Mandy, I stumble through the station
            My heart claims for compensation
            But only gets stubs of silent dark

            Should I have pilgrimaged to your eyes
            And show you how wet always mine were?
            But never dared to see you in someone else’s arms

La segunda versión, registrada en una maqueta (pinchen en el enlace de abajo), la escribe después de averiguar que tanto Mandy como él son humanoides y que ella se fue tras descubrir sólo la mitad de la realidad:

            Mandy, realmente no es extraño
            Que no cambie con los años
            Es algo que tenemos en común

            Ahora no sé por qué persiste
            Todo el daño que me hiciste
            Quizá sea un fallo en la programación

            Sé desde hoy qué es lo que soy
            Pero he tardado en darme cuenta
            Un monstruo artificial y nada más
            Lo acabo de entender, lo acabo de entender

            Mandy, con el paso del tiempo
            Yo también he descubierto
            Que mi alma es sólo un truco virtual

            Sé desde hoy qué es lo que soy
            Pero he tardado en darme cuenta
            Un monstruo artificial y nada más
            Lo acabo de entender, lo acabo de entender
            Y he de reconocer que

            Quise haberme convertido
            Como un infiel arrepentido
            Pero no tengo dios a quien rezar


Quién sabe, quizá a alguno de nosotros nos pase un día lo que a Rufus y a Mandy. Si así ocurre, nos vemos en Velvet Suicide.

Disfruten.

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