sábado, 19 de noviembre de 2011

Velvet Suicide (II)

En la grabación de "Velvet Suicide" para Sequentialee (Mushroom Pillow, 2005) usamos algunas de las pistas MIDI que yo había programado en casa para la maqueta. La canción, como el resto del disco, se grabó en el estudio que Pedro Cantudo tenía en su casa de Andújar, Jaén, en cuyas estancias convivían con toda naturalidad antiguos aparatos analógicos (delays de cinta, compresores de válvulas, reverbs de muelles, órganos Vox y Farfisa, sintetizadores analógicos, etc.) con tecnología digital y toda suerte de microfonía, amplificadores y guitarras a discreción. A mí me gustaba bastante como sonaba el primer disco de Limousine, una de las primeras producciones que salieron de aquel estudio, así que convencí a Marcos Collantes para grabar allí, a pesar de sus crónicas reticencias. A la hora de grabar, es tan importante estar rodeado de la tecnología como del entorno adecuados, empezando, por supuesto, por la gente con la que vas a trabajar. Situada a distancias tolerables de Madrid, Granada y Sevilla —ciudades por donde la banda estaba diseminada—, Andújar contribuía a la logística.

En un principio, el disco iba a llamarse Las sesiones de Sequentialee, pero el título no acababa de convencerme y acabamos llamándolo Sequentialee, en honor al estudio de Pedro y al trato dispensado. Contiene once canciones, de las que tres están en inglés —incluida, obviamente, la versión de "Cinnamon Girl" (Neil Young)— y una es instrumental ("Un Apartamento En Père Lachaise", mi favorita). Ante tanta diversidad, temía que el álbum resultara fastidiosamente heterogéneo, con canciones en castellano y en
inglés, infinidad de sonidos sampleados, programaciones, guitarras eléctricas, arreglos de cuerda, etc., así que resolvimos dar un sonido más analógico a todo lo que en la maqueta sonara "demasiado" electrónico. En cuanto al orden de las canciones, están agrupadas en tres bloques: un comienzo de canciones pop, más o menos soleadas, una parte central de temas más psicodélicos, con más tensión de guitarras, y un bloque final que recupera la esencia pop de la primera parte, pero mantiene aún el aire psicodélico e introduce sonidos de orquesta. Imaginaba que el disco pudiera servir de banda sonora a uno de esos días radiantes en los que te levantas contento, te vas de cañas con los amigos, se te va la mano con el alcohol, vuelves a casa por la tarde con una cogorza considerable, duermes la mona y te levantas ya de noche, algo desorientado, después de haber tenido unos sueños rarísimos, pero recuerdas que lo has pasado estupendamente con tus amigos. En el silencio de la noche, te dispones a prepararte algo de comer, un poco atolondrado aún. Los tres actos del disco se corresponderían con las tres fases de un día así.

La versión definitiva de "Velvet Suicide" para el disco suena menos reverberante que la de la maqueta, y la voz adquiere más presencia. Ambos detalles quitan algo de misterio al tema, pero lo hacen más íntimo, más cercano. Como he comentado más arriba, se usaron muchas de las secuencias MIDI originales, si bien sustituimos los samples por otros de más calidad. En la segunda estrofa, Eric entra con fuerza, añadiendo una batería que no tenía la versión de la maqueta, pero que incorpora contundencia al sonido. La guitarra acústica gana presencia al principio, por encima del piano, que está secuenciado. Yo toqué un bajo Danelectro Dead On 58 (me encanta ese instrumento), eliminando así el bajo sintetizado de la maqueta. Aprovechando que los amigos de Underwater Tea Party se llegaron por el estudio, pedí a Clara, su cantante, que doblara los estribillos una octava por arriba, lo que hizo a las mil maravillas, realzando mi línea de voz, algo grave y monótona en la versión doméstica.

Ese dulce "Despierta", tras la tormenta que se desencadena en los últimos compases, nos recuerda que nada es real. Ni siquiera Velvet Suicide.

Que lo disfruten.

Tarik y la Fábrica de Colores - Velvet Suicide

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